La acomodación
Nuestro ojo consigue una imagen nítida del exterior gracias a que tenemos un sistema de lentes que enfocan la imagen en la retina. En un ojo que no tiene defectos de graduación, su sistema óptico tiene la potencia exacta para que un objeto lejano quede nítidamente enfocado en la retina. Cuando miramos un objeto cercano, la distancia varía, por lo que la imagen quedaría borrosa. Para entender esto, imagina un proyector que enfoca nítidamente una diapositiva en la pantalla. Si acercamos el proyecto, la imagen se vuelve borrosa. Y de la misma manera que los proyectores tienen un sistema de enfoque, nuestro ojo también tiene ese sistema de enfoque. Como hay que aumentar la potencia de la lente para objetos cercanos, hay un sistema que se llama acomodación, que se activa automáticamente al ver de cerca para enfocar. Al volver a mirar de lejos, la acomodación se relaja para ver nítidamente los objetos lejanos. Obsérvese que la acomodación sólo puede aumentar la potencia de la lente. No hay sistema para disminuirla.
¿Qué pasa con el ojo con miopía?. Es un sistema que podríamos considerarlo “demasiado potente”. En vez de tener la potencia de lente justa para estar enfocado de lejos, tiene potencia de más. Eso significa que de lejos vemos mal. Sin embargo, de cerca, como se necesita más potencia, el miope ve bien.
Problemas en la acomodación
Hemos dicho que cuando la acomodación funciona perfectamente, se activa de cerca y se relaja de lejos. ¿Qué pasa si no funciona bien?. Pueden ocurrir dos cosas:
- Que no se active (o no funcione adecuadamente) en la visión cercana. Es lo que ocurre por ejemplo con la vista cansada. Alrededor de los 45 años, la acomodación comienza a deteriorarse apreciablemente. De lejos vemos bien (o por lo menos, igual de bien que antes), pero de cerca no enfocamos. Para eso, necesitaremos lentes que nos den ese aumento de potencia que el ojo no puede conseguir.
- Que no se relaje en la visión lejana. Si la acomodación sigue activa al mirar de lejos, tenemos demasiada potencia, y también vemos borroso, pero sólo de lejos. Con la acomodación activa, al volver a mirar de cerca, veremos bien.
Exceso de acomodación
Decíamos que cuando la acomodación no deja de funcionar al volver a enfocar objetos lejanos, veíamos mal de lejos. Es decir: ver mal de lejos, bien de cerca… ¿no nos suena de algo?. ¿No pasaba lo mismo con la miopía?. El ojo miope lo definíamos como “demasiado potente”. Y es lo que nos pasa ahora, nos sobra potencia. Y vemos que los síntomas son tan parecidos que ha veces son casi indistinguibles; por eso se puede denominar al exceso de acomodación como “falsa miopía”.
Pero son cosas diferentes: la miopía es un problema anatómico: o el ojo es más largo, o la córnea es muy curva, o cambia la densidad del cristalino. Por tanto, la miopía de verdad no es fácilmente reversible: exige un cambio anatómico. En el exceso de convergencia, el problema es funcional, no anatómico. Las proporciones del ojo son las correctas, simplemente el mecanismo de acomodación funciona cuando no tiene que funcionar. Por tanto, es una causa potencialmente reversible, se trata de que se relaje un músculo.
Diferenciar la miopía verdadera de la falsa
Es más difícil de lo que parece. Los aparatos que se usan actualmente para graduar no pueden distinguir la miopía verdadera de la falsa. Si la lente para la miopía corrige los excesos de potencia, también permite ver de lejos al que sufre exceso de acomodación. Y para mayor dificultad, el exceso de acomodación ocurre más en miopes “de verdad”.
Entonces, si tenemos unos síntomas superponibles a la miopía, los aparatos de graduación nos lo informan como miopía, se corrige igual que la miopía, y encima se da sobre todo en miopes (por lo que se solapan ambas anomalías en la misma persona), ¿cómo diferenciar una cosa de la otra?. Pues con dificultades.
Podemos sospecharlo cuando la miopía oscila demasiado. Cuando estuvimos hablando de la miopía decíamos que hay miopía progresiva, normalmente de bastantes dioptrías, que va aumentando a lo largo de la vida. Sin embargo lo habitual es que la miopía de poca graduación no aumente después de los veintitantos. Y lo que es más raro todavía es que la miopía disminuya.
El exceso de acomodación se asocia a estar mucho tiempo al día enfocando de cerca. Podemos decir que si al músculo de la acomodación lo tenemos trabajando muchas horas, luego no se relaja bien. Es parecido a una contractura muscular por demasiado trabajo. Así, incrementos de miopía relativamente rápidos, fuera de la infancia y adolescencia, asociados a trabajo intensivo de cerca, tienen que hacernos sospechar. La manera definitiva de diagnosticarlo es con unos colirios especiales, que paralizan transitoriamente el músculo de la acomodación.
Eso significa que durante unas horas el paciente verá mal de cerca, pero también estamos solucionando (transitoriamente de momento) el exceso de acomodación. Una vez bajo los efectos de estas gotas, volvemos a medir la graduación. Si la “miopía” que aparecía antes ahora ha desaparecido, era un exceso de acomodación.
¿Para qué diferenciarlas?
¿Importa realmente diferenciar la miopía de verdad de la falsa?. Sin ninguna duda. Si corregimos con lentes el exceso de acomodación, vemos bien de lejos, pero entonces el músculo ya no se podrá relajar.
Uno puede sufrir un exceso de acomodación, y en ese momento ver mal de lejos. Supongamos que se debe a un exceso de enfoque de cerca en su jornada laboral. Pero en las horas que está fuera del trabajo, enfocando de lejos, el músculo se irá relajando poco a poco. Puede que ocurra durante el fin de semana, o a veces es necesario que lleguen las vacaciones para que el músculo de la acomodación se relaje lo suficiente.
Pero al final, el tiempo que estemos mirando de lejos irá compensando el exceso de esfuerzo de cerca. Pero si nos ponemos lentes que compensan el exceso de acomodación, significa que para estar enfocados de lejos necesitamos esa acomodación extra. Así, al mirar de lejos el músculo no se va a ir relajando, va a tener que estar acomodando.
Así, pasamos de acomodar durante el trabajo de cerca e ir relajando de lejos (aunque veamos mal), al ponernos lentes y ver bien a todas las distancias, pero acomodar más todavía, con lo que empeoramos el problema. Es un círculo vicioso, cuanto más corrijamos con lentes el exceso de acomodación, más exceso se produce.
En el paciente miope la valoración se complica, porque una parte de la graduación es de verdad, así tenemos que separar exactamente qué es miopía real y debemos corregir, y cuál se debe a la acomodación y no tenemos que ponerla en las lentes.
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